Desde Roma el Padre Jerónimo Gracián transmite al Papa, entonces Pablo V, el deseo de iniciar dicho proceso. En 1604 se inicia el procedimiento con la autoridad apostólica. A su término se pública. El Breve de beatificación de la madre Teresa, firmado por Pablo V...
El concilio de Trento había mandado que no se admitiesen nuevos milagros, ni se adoptasen nuevas reliquias, a no ser que estuviesen reconocidas y aprobadas por el obispo. También es cierto que no se podía tener un nuevo santo si no se contaba con milagros y sus reliquias eran objeto de devoción por parte de los fieles.
Por eso a la altura de 1591, 15 de octubre, el obispo de Salamanca, Jerónimo Manrique Figueroa, después de haber visitado Alba de Tormes donde se cerciora del estado incorrupto del cuerpo de la Madre Teresa, y por "haber Dios Nuestro Señor obrado maravilla en él", y por haber tenido la Madre Teresa "Santa y ejemplar vida", manda que se dé inicio al proceso informativo de beatificación, siendo los primeros declarante el P. Domingo Báñez y su primer biógrafo el P, Francisco Rivera.
Por sugerencia de Felipe II el nuncio del Papa, Camilo Gaetano, entre 1595-1597, manda llevar a cabo un proceso informativo en los lugares donde la Madre Teresa había vivido o era más conocida.
Reunida toda la información conseguida fue enviada a Roma en 1597, acompañada de cartas del rey de España Felipe II. A esta petición se unieron la del concilio provincial de Tarragona, la de la Congregación de las Catedrales e Iglesias metropolitanas de los reinos de Castilla y León, así como las universidades de Salamanca y Alcalá.
Desde Roma el Padre Jerónimo Gracián transmite al Papa, entonces Pablo V, el deseo de iniciar dicho proceso.
En 1604 se inicia el procedimiento con la autoridad apostólica. A su término se pública. El Breve de beatificación de la madre Teresa, firmado por Pablo V en Roma el 24 de abril de 1614.
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