Teresa descubre en el desasimiento el camino hacia la libertad y ella, enseñara orar a ser libre. Lo que atenta contra la libertad cierra el camino de la oración. Teresa quiere educar al orante en todo lo que tiene que ver con la esclavitud, y hay algunas cosas que no quitan...
Hemos iniciado con la virtud del amor. Para amar hay que ser libres, como el Buen Jesús, y Teresa nos lanzará a una aventura a un proyecto nada fácil, pero no imposible.
Ahora trataremos un tema nada común en nuestro lenguaje cotidiano, Teresa nos habla ahora de otra virtud, el desasimiento, que posiblemente le conocemos con otros sinónimos: desapego, desnudez, vacío, abandono, desatadura. Teresa lo descansa en una frase que la descubrió como un mantra cotidiano ante sus andaduras fundacionales y como mujer contemplativa: Quien a Dios tiene, nada le falta; sólo Dios Basta.
En nuestro lenguaje común esta palabra no es tan usada, pues es común que realicemos lo contrario, y así la sociedad nos lo ha impuesto que es ser consumidores, acumular bienes, cosas, personas, poseer, tener certezas, seguridades, etc… nada que ver con la propuesta teresiana de caminar en la virtud del desasimiento que nos lanza a la confianza en Dios.
Para Teresa, aprendió del Buen Jesús que el desasimiento no es negación sino es apropiación y asimilación de una manera nueva de vivir que, aunque pareciera que se renunciara a todo, se alcanza TODO en Dios, muy semejante a la del Buen Jesús. Teresa en su oración, ve la vida de Jesús y descubre que Él nace, vive, actúa y crece desde la pobreza, …parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo casa sino en el portal de Belén adonde nació y la cruz adonde murió;… [1] Su riqueza era hacer la VOLUNTAD de Dios. Teniendo a Dios, ¿qué falta para vivir? Se tiene TODO. En esta confianza y abandono el buen Jesús vivió el desasimiento abrazado a Dios, centrado en su proyecto, el Reino. Todo lo demás pasó a segundo término.
Quiénes se adentran en el camino de amistad con el Buen Jesús, al ver su vida, descubrirán que el seguimiento implica dos realidades: una, han dejado todo lo que tenían y quisieran tener para serviros con ello… y otra la necesidad de desasirse de nosotros mismos… ser amigos del Buen Jesús implica ya no ser el centro de la propia vida, sino, ahora el lugar privilegiado y absoluto es Dios. Es la realidad de quiénes se adentran en el camino orante, como Teresa lo descubrió. Si no se ejercita el orante en esta virtud de centrar la vida en Dios, será difícil el camino de la contemplación, por ello, dirá a sus monjas, quiénes libremente han dejado todo… determinaos, hermanas, que venís a morir por Cristo y no a regalaros por Cristo [2] o la persona se da del todo, o de nada sirve una vida de mediocridad.
Para no caer en la mediocridad, Teresa nos da ejemplo donde podemos tomar conciencia de hasta donde en realidad somos libres o no, se fija en varias cosas que nos pueden atar y quitar la libertad:
Educación de nuestra dimensión corporal. Comienza la educación por el cuerpo. ¡Cuidado con prestarle excesiva atención! También esa dimensión hay que sanarla. Este cuerpo tiene una falta, que mientras más le regalamos, más necesidades descubre: es cosa extraña lo que quiere ser regalado [3]. Lo primero que hemos de procurar es quitar de nosotras el amor de este cuerpo, que somos algunas tan regaladas de nuestro natural... y tan amigas de nuestra salud, que es cosa para alabar a Dios la guerra que dan... [4].
La relación oración-cuerpo tiene en nuestros días una relevancia particular. El cuerpo debe estar preparado para la oración. Quien ora es la persona en su unidad integral. Teresa de Jesús habla de liberarnos de un cuidado excesivo del cuerpo. Somos algunas tan regaladas de nuestro natural… y tan amigas de nuestra salud, que es cosa para alabar a Dios la guerra que dan [5]. El verdadero riesgo consiste en crearse un centro de atención en el propio cuerpo: Como soy tan enferma, hasta que no me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada, sin valer nada [6]. No quiere penitencias descabelladas, sino algo más profundo. Gran remedio es para educar nuestra dimensión corporal es traer muy continuo el pensamiento en la vanidad que es todo y cuán presto se acaba, para quitar la afición de las cosas que son tan baladíes y ponerla en lo que nunca se ha de acabar [7].
Teresa, que es enferma crónica, sabe lo que las enfermedades nos pueden atar. El verdadero riesgo consiste en crearse un centro de atención en el propio cuerpo. Como soy tan enferma, hasta que no me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada, sin valer nada [8].
Liberarse de los miedos. El miedo revela dos cosas: estamos atados y no seguros. Estamos atados en la medida que tenemos miedo de perder la salud, los bienes –objetos o personas-, nuestra vida misma. No estamos seguros, porque nos sentimos incapaces de detener la amenaza que pende sobre lo que nos interesa. El miedo duerme en el fondo de nosotros mismos y utiliza nuestra vida desde dentro. El miedo nos esconde la vida verdadera y por eso es una forma de mentira. El abandono confiado en Dios nos ayuda a atravesar los miedos y a caminar en esperanza.
Enfrenta también el miedo a la muerte. Para ello habla de tragarse de una vez la muerte. Dejaos toda en Dios, venga lo que viniere. ¿Qué va en que muramos? De cuantas veces nos ha burlado el cuerpo, ¿no burlaríamos alguno a él? Y creed que esta determinación importa mucho más de lo que podemos creer, porque de muchas que poco a poco lo vayamos haciendo, quedaremos señores de él [9]
Liberarse de afrentas y agravios. ¡Cómo nos pueden enredar! No a todos podemos caer bien, ni todos nos van a tratar bien. Llevar en el corazón todo lo que nos han hecho de malo puede hacernos olvidar todo lo que Dios nos ha hecho de bueno, nos puede llevar a caer en el victimismo, que es un tóxico que mata la perfección [10]. Solo desde la liberación podemos decir al Señor: Aquí está mi vida, aquí está mi honra, y mi voluntad; vuestra soy, disponed de mí [11].
Necesitamos descubrir todas esas adhesiones íntimas donde hemos puesto en juego nuestros gozos y esperanzas, temores y dolores, …para que no estemos engañados.
Teresa descubre en el desasimiento el camino hacia la libertad y ella, enseñara orar a ser libre. Lo que atenta contra la libertad cierra el camino de la oración. Teresa quiere educar al orante en todo lo que tiene que ver con la esclavitud, y hay algunas cosas que no quitan esta libertad y tiene que ver con la manera de vivir la relación con las cosas, con las personas, con la familia, sin afán posesivo.
Teresa ofrece varias formas en cómo educarnos en esta virtud del desasimiento:
Una realidad humana es que el desasimiento va contra nuestro natural [12], porque es guerra contra nosotros mismos… lo más natural es buscarnos a nosotros mismos, hacer lo que queremos, buscar nuestros propios intereses y placeres. Teresa dirá que primero es indispensable pedirle a Dios que nos regale el desasimiento, pues es don de Él. Al ser don de Dios se puede descubrir que quien es desasido encuentra ya el cielo, pues se contenta sólo de contentar a Dios y no hace caso de contento suyo… [13]
Otro aspecto central en el ejercicio del desasimiento es recordar y vivir …abrazándonos con solo el Criador y no se nos dando nada por todo lo criado [14]. La vida del orante conlleva a sentirse siempre necesitado de Dios y dependiente de Él. …porque en esto está el todo, si va con perfección… pues en Él están todos los bienes. Por ello, todo lo demás es necesario que pase a segundo término.
Para el ejercicio del desasimiento es importante aspirar a la libertad y una libertad profunda. Una cosa es dar lo que se tiene y otra es darse. Teresa está hablando de la dependencia de otros en cosas que podemos hacer, de la división de clases dentro de la comunidad, de llevar una vida doble. Teresa sabe que la libertad no nos la quitan desde fuera, que somos nosotros los que nos la dejamos amarrar. Por ello intenta educar a la persona en la libertad para quedar en sosiego y señorío [15].
El ejercicio del desasimiento tiene una finalidad…procurar este bien de darnos al Todo sin hacernos partes [16]. En esta determinación está el todo. La mediocridad, las medias tintas, lo que sobra, no entra en este lenguaje que la santa nos invita a caminar en esta virtud.
Teresa nos habla de experiencia. Experiencia calada a fondo en su camino orante y dirá que a veces el orante llega pronto al desasimiento; otras veces necesita muchos años [17]. El desasimiento es signo de buen espíritu y garantía de éxito en el camino orante, a pesar de los engaños y caídas [18].
¿Cómo ejercitarse en esta virtud del desasimiento?
traer muy continuo en el pensamiento la vanidad que es todo y cuán presto se acaba…. [19] quitar las afecciones de las cosas que son baladíes y ponerla en lo que nunca se ha de acabar;… [20] quitar de nosotros el amor de este cuerpo….
Podemos descubrir en Teresa de Jesús:
El desasimiento, al no ser una palabra común en nuestro lenguaje cotidiano, es importante utilizarla desde la perspectiva teresiana de educarnos en esta virtud que es: tener a Dios como centro. Nos puede ayudar repetir todos los días: SOLO DIOS BASTA.
Para educarnos en esta virtud del desasimiento tengo que revisar mi vida con relación a la libertad. Tengo amarras, ataduras, esclavitudes… o soy libre.
Educarnos en la virtud del desasimiento es vivir en la confianza en Dios, muy similar a como la vivió el Buen Jesús, la vida de entrega al padre en el ejercicio de su voluntad.
La virtud del desasimiento conlleva una vida de entrega integra-total, no parcial o en partes, la oración ayuda para descubrir si nuestra vida tiene como centro a Dios o no.
AUTOR: Julio Rincón OCD
[1] 2,9
[2] 10, 5; 11, 4
[3] 11, 2
[4] 10, 5
[5] 10, 2
[6] V. 13, 7
[7] 10, 2
[8] V. 13, 7
[9] 11, 5
[10] 12, 7
[11] V. 21, 5
[12] V. 21, 18
[13] 13, 7
[14] 8, 1
[15] 11, 5
[16] 8, 1
[17] 39, 13
[18] V. 19, 13
[19] 10, 2
[20] 10, 2