El lenguaje de los místicos - Santa Teresa de Jesús

StaTeresaAvila Teresa es una persona con una excepcional capacidad de relación. Siempre escribe para alguien, nunca para si misma o para el papel. El amor en su forma de amistad le hace vivir la comunión, la armonía y la fecundidad, la unidad esencial de la experiencia de Dios en la oración...

 


 

El lenguaje de Teresa amalgama la compleja herencia cultural castellana del s. XVI con su historia personal. Su vida entera es lenguaje místico porque destila siempre la presencia del divino misterio. No se puede separar fácilmente la palabra de la obra. Hay que atender a su existencia para introducirnos en su lenguaje.

Parece que lo que sabe o aprende en contacto con letrados y confesores lo pone al servicio de la formulación de su experiencia como un servicio a los demás. Así escribe: “... y este amor (a sus hermanas), junto con los años y experiencia que tengo de algunos monasterios, podrá ser aproveche para atinar... No diré cosa que en mí, o por verla en otras, no la tenga por experiencia” (cf. Prol. 3). Sus escritos brotan de la pasión por Dios. No es prisionera de las bellas palabras sino que se lanza siempre a transmitir lo que le acontece con Dios y de lo que ella es a la luz de Dios. Teresa intenta hablar siempre desde el punto de contacto de lo que vive y del misterio que la circunda.

Teresa es una persona con una excepcional capacidad de relación. Siempre escribe para alguien, nunca para si misma o para el papel. El amor en su forma de amistad le hace vivir la comunión, la armonía y la fecundidad, la unidad esencial de la experiencia de Dios en la oración, la convivencia y la misión, como hilo conductor que lo conduce todo hacia Dios. Leyendo a Teresa me parece comprender que es incapaz de “experimentar” nada que no sea Dios o la lleve hacia Él.

Hasta hace poco había considerado a Teresa como una excepción sin precedentes, como la doctora excepcional que inaugura un nuevo estilo de presencia femenina en la Iglesia. He conocido posteriormente estudios serios sobre otras mujeres, en el ambiente monástico y contemplativo medieval, que vivieron su aventura mística y se atrevieron a expresarla y enriquecieron con ello a la Iglesia desde una óptica femenina.

Teresa comparte con Hildegarda de Bingen, Hadewijch de Amberes, Beatriz de Nazaret, Margarita de Porete, etc. la urgencia de comunicar la verdad de su experiencia. Tiene en común con ellas que no recluye su experiencia mística en un aislamiento ensimismado, ni en una ascesis voluntarista, sino que la abre a una vida activa y contemplativa a la vez que tiene como nexo la vida de Cristo: estar con Él.

Desde luego su ideal de vida monástica es distinto. Le infunde un ideal apostólico muy subrayado. Estar con Jesús, la oración, la pobreza, la clausura son una forma de hacerse presente a un mundo en dificultades como el del s. XVI. No parece que Teresa conociera las místicas de la Edad Media ni la historia oficial las ha tenido demasiado en cuenta. Creo que sería una gran aportación a la historia de la Iglesia un buen estudio comparativo entre estas místicas que no han dejado apenas rastro en la historia oficial de la Iglesia, escrita casi exclusivamente por varones. Sería una aportación valiosa al movimiento feminista en la Iglesia.

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El lenguaje de los místicos - Santa Teresa de Jesús