UNA REGLA DE VIDA CON OCHO SIGLOS DE HISTORIA
Durante el siglo XII, dentro del marco de eremitismo que invade a toda la iglesia occidental, algunos cruzados y peregrinos que habían ido a Tierra Santa se establecen en el Carmelo motivados por el espíritu de Elías profeta y el culto a la Virgen María. Entre 1206 y 1214 piden al Patriarca de Jerusalén, San Alberto, una norma de vida que les sirva para darles una cierta configuración y alcanzar la aprobación de parte de la autoridad eclesiástica.
La tranquilidad de los ermitaños del Carmelo se vio turbada por la arremetida de los sarracenos que querían recuperar las tierras de las que habían sido expulsados por los cristianos, iniciándose así el retorno a Europa que concluyó con la ocupación y devastación del Carmelo por los infieles en 1291.
El ambiente de vida que encontraron en Europa no era el más propicio para el género de vida que llevaban en el Monte Carmelo, por lo cual piden al Papa Inocencio IV una adaptación de la Regla que la concede el Papa con fecha 1 de Octubre de 1247, entrando asíoficialmente la Orden en una nueva fase de su Historia: la de los mendicantes.
La Orden del Carmen no fue ajena a la crisis por la que atravesó la Iglesia en los últimos decenios del siglo XIV y primera mitad del siglo XV, motivada por la peste negra que desoló casi toda Europa, el Cisma de Occidente y la guerra de los cien años entre Francia e Inglaterra, por lo que los superiores se vieron obligados a pedir una nueva adaptación de la regla, concedida por el Papa Eugenio IV por la bula “Romani Pontificis” de 15.2.1432. Resumiendo podríamos decir que hay tres reglas: la original dada por San Alberto de Jerusalén, caída en desuso por la salida de los Carmelitas de Tierra Santa. La adaptada del Papa Inocencio IV, que sigue el Carmelo Teresiano y la mitigada que observa la Antigua Observancia. Hay más diferencia entre la primera y la segunda que entre la segunda y la tercera.
AUTOR: P. Hernán Vallejo Tobón OCD