El canario y el pardillo | Analogía de Teresa de Lisieux

canario¡Oh, madre mía querida, vos me enseñasteis a cantar! ... Vuestra fue la voz que cautivó mi alma desde la niñez, y ahora ¡¡¡tengo el consuelo de oír decir que me parezco a vos!!! Sé muy bien que estoy aún muy lejos de ello. ¡Pero a pesar de mi debilidad espero repetir eternamente...

 


 

EL CANARIO Y EL PARDILLO

Recuerdo que entre mis pajarillas tenía un canario que cantaba de maravilla. Tenía también un pequeño pardillo, al que prodigaba mis cuidados "maternales", porque le había adoptado antes de haber podido él gustar la alegría de su libertad. Este pobre prisionero no tenía padres que le enseñasen a cantar. Pero oyendo a su compañero, el canario, lanzar desde la mañana hasta la noche jubilosos trinos, quiso imitarle... Difícil era la empresa para un pardillo, por lo que mucho le costó a su débil garganta ponerse a tono con la voz vibrante de su profesor de música. Era divertido ver los esfuerzos que hacía el pobrecillo. Pero el éxito coronó sus esfuerzos, porque su canto, aunque mucho más débil, llegó a ser absolutamente igual al del canario.
¡Oh, madre mía querida, vos me enseñasteis a cantar! ... Vuestra fue la voz que cautivó mi alma desde la niñez, y ahora ¡¡¡tengo el consuelo de oír decir que me parezco a vos!!! Sé muy bien que estoy aún muy lejos de ello. ¡Pero a pesar de mi debilidad espero repetir eternamente el mismo canto que vos...!”

(Historia de un alma. Ms. A. Cap. V, Ed Monte Carmelo 10, 1984, Pág. 144-145)

Reflexión: Seguimiento de Cristo

El seguimiento, la constancia, la perseverancia y el esfuerzo por asemejar y configurar la vida al modelo que es Cristo conducen al camino de santidad. Esta ruta la ha recorrido Teresa de la mano misericordiosa de Dios la cual ha salido a su encuentro a través de personas concretas, quienes la han orientado y sostenido en el camino de la fe, para que pueda entonar un canto suave y agradable.