Teresa supo que la humildad no impedía tener las más altas aspiraciones, ni tampoco tenía nada que ver con el conformismo y la mediocridad, que rechazaba de plano. Supo defender su propia personalidad en un mundo de hombres, se codeó con los más sabios...
Ficha técnica:
Título: Teresa de Ávila y la España de su tiempo
Autor: Joseph Pérez
Editorial: Algaba Ediciones
320 páginas
Es mucho el interés que despierta Teresa de Ávila, dada su compleja y sugerente personalidad, de ahí que los libros que tratan sobre ella se sucedan.
En esta ocasión es un conocido hispanista quien trata de analizar a la persona en su tiempo y en su país. Quienes la trataron de histérica y loca olvidan que fundó treinta y dos monasterios, a los que dotó de una regla, modelo de sabiduría, en la que hasta los más pequeños detalles están previstos. En el campo de la literatura comparte honores con los considerados clásicos. Ha despertado el interés y la admiración de intelectuales de todo el mundo y de todas las épocas. Aprendió a leer y escribir, pero no pudo acceder al latín por ser mujer. Fue mirada con recelo por la Inquisición, ante la que fue denunciada alguna vez, motivo por el cual se veía obligada a disimular su talento, sospechoso en una mujer.
Era guapa y lo sabía y pudiéndose haberse casado y lograr una vida plácida, optó por ingresar en el convento, lo cual quebrantó su salud. Tenía un alto concepto de sí misma y al mismo tiempo era muy humilde. Concepto este último sobre el que, ayer, hoy y siempre, de forma interesada, se arroja mucha confusión. Teresa supo que la humildad no impedía tener las más altas aspiraciones, ni tampoco tenía nada que ver con el conformismo y la mediocridad, que rechazaba de plano. Supo defender su propia personalidad en un mundo de hombres, se codeó con los más sabios, más poderosos o más temidos, convenciéndolos, atrayéndos hacia sí, llevándolos a donde quería. Mujer seductora y de gran imaginación, en sus escritos aparece con mucha frecuencia la palabra determinación.
Tampoco es ninguna santurrona y se niega a confundir, como se ha dicho antes, humildad y menosprecio de uno mismo, arrobamientos y abobamientos, ascesis y masoquismo. No en balde, como señala el autor, la izquierda republicana española, incluso en tiempos anticlericales, admiraba a Isabel la Católica y Teresa de Ávila. A la primera, por haber metido en vereda a los señores feudales y por haber logrado la unidad de España y a la segunda por su profundidad intelectual. Esa admiración se vio truncada en ambos casos cuando el régimen franquista las convirtió en símbolos suyos.
AUTOR: Vicente Torres