La Reforma del Carmelo y su influencia en la Reforma de la Iglesia

Santa Teresa de JesusEstoy persuadido que actualmente nuestra primavera personal y eclesial pasa, hoy igual que ayer, por la santidad de cada uno y de cada grupo apostólico. Esto conlleva, «desaprender», es decir, «despojarse» de tantos ropajes externos con los que nos hemos revestido...

 


 

 

Teresa de Jesús, verdadera «fotografía de Dios»

Mi vecina Ana, tiene nueve años. El otro día pasó a enseñarme su cuaderno de catequesis. Les han recomendado que lo ilustren. Cuando llegó a la última página, me dijo a bocajarro:
-Si encuentras fotos de Dios, ¿me las guardarás?
Me dejó sin palabras.
Ana tiene razón. En nuestra civilización de imágenes y redes sociales, donde todo el mundo cuelga sus fotos, harían falta fotografías de Dios.
Al marchar, Ana me volvió a insistir:
-No te olvides de las fotos de Dios, ¡eh!
Desde antes de ayer he estado buscándolas. Y, por fin, las he encontrado…
Mis fotos de Dios son todas de rostros. Aunque cada uno sólo reproduce algunos rasgos. ¡Es tan fotogénico Dios…!, que todos los rostros del mundo, el de María, el de los santos, el de los enamorados, el de las personas consagradas, el de los sacerdotes, no bastan para reconstruir totalmente su imagen.
Está Jesús. Aunque no conocemos muy bien su personalidad física, sabemos cómo vivió y también que si uno le sigue, su Espíritu te va modelando por dentro.
Cuando regrese Ana le diré: he encontrado las fotos de Dios. Mira a tu mamá, mira a tu papá, a tu catequista, mira a la religiosa de tu cole, al sacerdote de tu parroquia, mírate en el espejo... Me gustaría poder añadir: mírame a mí también1.

El rostro de los santos es, en efecto, la mejor «fotografía de Dios». En la jungla de la vida, donde impera la ley del ¡«sálvese quien pueda»!, habrá muchas personas que únicamente puedan leer el Evangelio que descubran en nuestra propia vida.

Desgraciadamente cada día son más los hombres y mujeres que se sienten «deshabitados» interiormente, es decir, perdidos, desorientados, solos, vacíos… con una gran necesidad de armonía, de equilibrio de reconciliación, de autoestima, de aprecio, y de cariño.

Los santos, son hombres y mujeres de su tiempo que, desde su fragilidad, sencillez y humildad, nos ayudan en cada tiempo y lugar a dirigir nuestra mirada confiada a Dios y a adentrarnos en su MISTERIO insondable de AMOR.

La diferencia entre los hombres grandes, mediocres o mezquinos, está —a mi entender— en su «visión providente» de la vida. Una gracia, sin duda, con la que Dios adorna a alguno de sus hijos dotándoles de una mirada que trasciende lo inmediato.

Teresa de Jesús2, supo descubrir que en la vida no sólo existe lo tangible, es decir, lo que se puede ver o tocar sino que hay «realidades» que te trasladan a un mundo verdadero aunque invisible, que te ofrecen una mirada nueva, un lenguaje nuevo, una sensibilidad nueva. La mayoría de las personas no llegan a percatarse y se contentan con sobrevivir… otros, en cambio, compartiendo día a día con los hombres sus mismas inclemencias, son capaces de iluminar el corazón y ayudarles a vislumbrar sobrecogidos que la vida pende realmente de una mirada divina, trascendente, sobrenatural, que todo lo ilumina.

Santa Teresa perteneció a ese puñado de seres singulares cuya «visión providente» le hizo ser consciente de que todo, aun lo más trivial, llevaba impreso el sello de Dios. Le permitió bucear por el corazón de tantos hombres y mujeres, ayudándoles a ser santos. Supo tender puentes y armonizar de modo magistral situaciones delicadas.

Permitidme que os invite ahora a que miréis atentamente el rostro de Teresa de Ávila, desentrañéis su «alma», como mujer, como creyente, como consagrada, como fundadora, como reformadora, como santa, como doctora de la Iglesia… y tratéis de plasmarlo en un «lienzo virtual». Os sorprenderá cómo un santo del siglo XVI, es capaz de fascinaros y serviros de testigo, que os va construyendo por dentro.

Dad cuatro o cinco brochazos, pinceladas, trazos… que plasmen el alma y el perfil de Teresa de Jesús. Ponedle título a vuestro cuadro. Y twittead alguna de las pinceladas, rasgos que hayáis destacado, utilizando el hashtag: #STJsantasinfechadecaducidad.

Por mi parte, en los minutos que dispongo, voy a tratar de esbozar el mío, por si os sirviera para evocar el vuestro:

1. Jalones cronológicos
A) Mujer
María de San José, compañera de Santa Teresa, nos dejó algunos rasgos de su aspecto exterior3:
- De mediana estatura, más bien alta, gruesa, aunque bien proporcionada.
- Su rostro era agradable; su frente ancha y hermosa; sus ojos, vivos, negros, redondos, llenos de alegría; los tres lunares alrededor de su boca la hacían más graciosa.
- Daba gusto mirarla y escucharla porque era una mujer apacible y graciosa en sus palabras y acciones.
- Tenía una gracia especial en su andar, en su hablar, en su mirar, en todos sus ademanes y en cualquier semblante que mostrase.

Su personalidad:
- De carácter eufórico, extravertido; entrañable y circunspecta; hábil y graciosa en su conversación, con gran sentido de adaptación a circunstancias y personas.
- Resaltaba su nobleza, honradez, integridad y sinceridad; amiga de verdades, rechazaba toda ficción; sensibilísima a los favores y en extremo agradecida.
- Era mañosa en las labores de casa; habilísima «como un notario» en el manejo de la pluma.
- Fue amiga de letras, libros y letrados, por su intensa pasión por la verdad
- Sus muchas enfermedades, los trabajos y las persecuciones, no menguaron su buen humor que cautivaba.
- Fue emprendedora en sus iniciativas y tenaz en llevarlas hasta el fin; con gran capacidad para el trabajo y el sacrificio.
- Estaba dotada de gran espíritu proselitista para atraer y enrolar en su aventura a los mejores colaboradores.
- Suave en su gobierno, actuaba con soberana libertad y magnanimidad en los «negocios de Dios».

B) Creyente
Teresa de Cepeda y Ahumada, nace en Ávila, el 28 de marzo de 1515. Sus padres, Alonso y Beatriz, «virtuosos y temerosos de Dios», la bautizaron a la semana de nacer y la educaron en la piedad (V.1,1-2). Tienen once hijos. Teresa, sin duda, será «la más querida » (V. 1,1-2)

A los siete años, junto a su hermano Rodrigo, leía historias de los santos. Alentados por aquellas narraciones, decidieron ir a tierra de moros (V.1,4-5). Ante la imposibilidad de eternidad (V.1,5-6).

A la edad de doce años pierde a su madre. La experiencia de orfandad la lleva a los pies de la Virgen a quien le pide que en adelante sea su madre (V.1,7).

C) De carne y hueso
A los dieciséis años, tras un período de tibieza y vanidades, en plena adolescencia, su padre la ingresa en el monasterio agustino de Santa María de Gracia. En su alma reviven los gérmenes de la piedad infantil y los deseos de abrazar la vida religiosa (V.3,4-7).

Por medio de un tío suyo entra de nuevo en contacto con libros espirituales. La lectura de las cartas de San Jerónimo la deciden a abrazar la vida religiosa (V.3,4-7)

D) Consagrada, entrega su vida al Señor en el Carmelo.
El dos de noviembre de 1535 huye de casa y pide el hábito en el monasterio carmelitano de la Encarnación, donde era monja su amiga Juana Juárez (V.4,1). Dos años más tarde, una vez realizado el postulantado y el noviciado, profesa el 3 de noviembre de 1537.

Unos meses después, una enfermedad misteriosa, le obliga a abandonar el monasterio. Durante ese tiempo entra en contacto con libros espirituales, especialmente el “Tercer Abecedario, de Francisco de Osuna y se inicia en la práctica de la oración mental (V.4,6-7).

En el verano de 1539 se agrava. Durante tres días queda como muerta. La tenacidad de Don Alonso impide que le den sepultura (V.5,9). De esta crisis Teresa sale mal parada. Medio paralítica vuelve al convento (V.6,1-2). Atribuye su completa curación a una intervención especial de San José (V.6,6-8). Su salud frágil será una nota distintiva durante toda su vida.

E) Fundadora y Reformadora de «palomares» de nuestra Señora
Hacia 1560, fruto de una intensa evolución espiritual, con un puñado de amigas íntimas, decide abrazar una vida carmelitana más perfecta (V.32,9-11):
- Retorno a la Regla primitiva de la Orden;
- Vida de soledad, mortificación y oración;
- En un grupo pequeño y selecto.

Para llevar a cabo este proyecto cuenta con la ayuda y aprobación de sus confesores, especialmente Pedro de Alcántara, quien influye en la determinación de su pobreza más absoluta.

El 24 de agosto de 1562 el repique de una campana anuncia a los abulenses la fundación del monasterio de San José y la toma del hábito de las cuatro primeras carmelitas descalzas.

La aventura, no terminó bien y tuvo que regresar a la Encarnación. El gesto de Teresa suscitó la ira de sus superiores y la oposición del concejo de la ciudad. Todo parecía perdido (V.36). Tras unos meses de forcejeos, vence Teresa. Hacia 1562 el concejo aprueba la fundación; el Superior General de la Orden permite regresar a Teresa a su convento; una Bula de Roma da amplias facultades de fundadora y legisladora a « Teresa de Jesús» (v.36,24-29).
Empieza pujante la vida del nuevo Carmelo.

En este ambiente evangélico, prepara las normas fundamentales de la vida reformada y redacta el Código espiritual del nuevo Carmelo: « El Camino de Perfección».

El aislamiento no va a durar mucho. Las vicisitudes de la Iglesia en lucha y el carisma de Fundadora la convierten en «inquieta y andariega».

Una intensa experiencia provoca en Teresa el deseo de colaborar con mayor eficacia en la salvación de las almas (F.2,7-8). La idea madura en el proyecto de una fundación de carmelitas. La Providencia pone en su camino al joven carmelita Juan de la Cruz. El 28 de noviembre de 1568, en Duruelo, empieza la vida del Carmelo Reformado, nacido del carisma fundador de la Madre Teresa (F.13-14).

La visita del General de la Orden, el P. Juan Bautista Rossi, en febrero de 1567, marca el comienzo de esta prolongación de fundaciones (F.2). El horizonte se alarga. Por los caminos de España, con mulos y carretas extrañamente transformados en clausura viajante, Teresa va fundando «palomares» de nuestra Señora.

El primero es Medina del Campo. Entre la alegría de la feria, una campana anuncia, al alba de la Asunción de 1567, otra fundación teresiana (F.3).

La historia, siempre con sus dificultades específicas, se va a repetir catorce veces más. La lista de sus fundaciones es larga:
- Malagón (1568);
- Valladolid (1568);
- Toledo (1569);
- Pastrana (1569);
- Salamanca (1570);
- Alba de Tormes (1571);
- Segovia (1574);
- Beas de Segura (1575);
- Caravaca (1575);
- Sevilla (1575);
- Villanueva de la Jara (1580);
- Palencia (1580);
- Soria (1581)
- Burgos (1582).

La narración de esta «aventura» con el primor de lo inmediato está contenida en el Libro de las Fundaciones y en las páginas del Epistolario.

Los quince años que dura la aventura fundacional es el periodo más fecundo de su vida. Cénit de su actividad apostólica, culmen de su magisterio espiritual con la redacción del Libro de Las Moradas (1577), cumbre de su experiencia mística.

F) Santa y Doctora de la Iglesia Universal
El 21 de septiembre de 1582 llega a Alba de Tormes, camino de Ávila, enferma y exhausta. El 29, un flujo de sangre le obliga a guardar cama.
El 2 de octubre se confiesa. El 4 recibe el viático y la unción de los enfermos; ante sus hijas expresa el íntimo deseo de ir a ver pronto a su Esposo Jesucristo; como una gozosa letanía repite hasta pasar a la ribera del cielo: « al fin, Señor, muero hija de la Iglesia».
La veneración que su figura suscitó aceleró los trámites de su canonización. Sus escritos se divulgaron rápidamente a través de la imprenta. Luis de León fue el primer editor (1588).
En 1591 se incoa el proceso de beatificación en Alba de Tormes y Salamanca. Pocos años más tarde, en Roma ya se celebraba con solemnidad el aniversario de su muerte.
Pablo V, el 24 de abril de 1614, la proclama Beata. El 12 de marzo de 1622, Gregorio XV la canonizaba junto con Ignacio de Loyola Isidro Labrador, Francisco Javier y Felipe Neri.
Pablo VI la proclama, el 27 de septiembre de 1970 Doctora de la Iglesia Universal.

2. La Reforma del Carmelo

El camino no va a ser ni fácil ni corto. Durante doce años, Teresa, se debatirá entre el fervor y la tibieza, entre la oración y el locutorio, entre la conversación con Dios y el diálogo mundano. Realiza grandes esfuerzos pero su voluntarismo le aporta pocos frutos. Permanece mucho tiempo en estado de aridez espiritual. Y sin embargo, se convierte para los demás en el referente de la oración mental (V.7,11-12)

Dos gracias interiores marcarán definitivamente su conversión en la cuaresma de 1554:
- La visión de un Cristo llagado, que la enternece (V.9,1)
- La lectura del libro de las Confesiones de San Agustín, en las que ve reflejada su vida (V.9,8).

Con una intensa vida de oración y la ayuda de buenos confesores, Teresa va a franquear el umbral de la mística, cuyas etapas se sintetizan en tres períodos:

a) Período de unión:
La gracia irrumpe con fuerza; se afianzan las virtudes; se purifica su afecto humano desviado. Entre las gracias extraordinarias que describe podemos destacar:
- La experiencia de la presencia de Dios en su alma (V.10,1);
- La liberación afectiva, fruto de una gracia del Espíritu Santo (V.24,5-7);
- Audición de las palabras de Cristo: «Yo te daré Libro Vivo» (V.26,5);
- Primeras visiones de la humanidad de Cristo (V.27,2; 28; 29)
Con estas gracias se intensifica su amor hacia Cristo, su devoción a la Humanidad y a la Eucaristía (V.22). Teresa goza cada vez con mayor intensidad la compañía y el diálogo de Cristo. Vive en su presencia.

b) Período extático:
Corresponde a lo que Teresa llama «desposorio espiritual». Predomina una irrupción de la gracia (éxtasis) que purifica y reforma profundamente su vida.
Continúa su vida de intensa oración y de gracias altísimas. Empieza a redactar algunas relaciones sobre el estado de su alma y el primer esbozo de su autobiografía.
Este período se caracteriza igualmente por una intensa actividad en sus primeras fundaciones; explosión de su carisma pedagógico en la formación de las primeras descalzas; redacta su Autobiografía y el Camino de Perfección.

c) Período de unión consumada:
En plena actividad fundacional, 1572, Teresa recibe la gracia del «matrimonio espiritual» (R.35). Van cesando las experiencias místicas violentas y sobreviene un período de paz y quietud, presagio de la gloria (R.6).
La unión con Dios es continua. Llega a una altísima contemplación del misterio trinitario y a una plena participación de los misterios de Cristo.
Su actividad de escritora llega a su culmen con la redacción de las Moradas.
Lleva a cabo una incansable labor pedagógica en sus monasterios. Y, sin embargo, es éste el período de una actividad extenuante: fundaciones, conflictos de la Reforma, sospechas de la Inquisición, problemas familiares, múltiples negocios, innumerables cartas… Es el período de plenitud humana y espiritual.

La madurez espiritual, la plenitud de experiencia divina y de servicio eclesial, desembocan en su tránsito a la GLORIA donde se visibiliza el secreto de su vida:

- El deseo de ver a Dios: «ya es hora Esposo mío que nos veamos»;
- La vibración plena y confiada de vida eclesial: «muero hija de la Iglesia»


3. Influencia de la Reforma del Carmelo en la Reforma de la Iglesia

Teresa de Jesús, como acabamos de ver, fue realmente una gracia para la Iglesia de su tiempo y una inyección de vitalidad para el mundo: mujer, creyente, consagrada, fundadora, reformadora, santa y doctora de la Iglesia.

Su vida queda marcada por las vicisitudes de la Iglesia terrena. A través de la Reforma del Carmelo logró influir significativamente no sólo en la renovación de la Iglesia sino también de la propia sociedad española.

Ofrece como alternativa su aventura interior y su proyección apostólica, su «pasión por la Iglesia» en un servicio de contemplación y actividad por el Reino.

Da testimonio de la presencia de Dios vivo y de la acción salvadora y libertadora de Cristo en su vida, cuajada de experiencias altísimas; encarnada en el trato cotidiano y humanísimo de los hombres y los negocios de este mundo.

Una visión del infierno agudiza una preocupación por la salvación de las almas y enciende en ella ansias de vida más perfecta en una comunidad selecta (V.32). De este primer impulso nacerá la Reforma del Carmelo.

Posteriormente, las noticias de la rebelión protestante, con las luchas de religión, las profanaciones y apostasías, provocan una estupenda experiencia eclesial que caracterizará definitivamente su vida y la de su Carmelo como un servicio de oración y santificación por la Iglesia (C.1-3;35).

Las noticias de los «conquistadores» de América amplían sus horizontes misioneros y sus ansias apostólicas (F.2).

Teresa, por tanto, podríamos decir que cronológicamente es una mujer post-tridentina pero espiritualmente pertenece al Vaticano II4.

Una mujer que emerge como abanderada de la presencia de la mujer en el escenario social y eclesial, marcada por la búsqueda de la verdad para vivir y no solo para saber, superdotada en las relaciones interpersonales.

Con una vocación clara para la oración vivida, como expresión de su «relación de amistad con Dios».

Una mujer líder:
- En el campo emergente de la experiencia mística, es decir, del misterio de Dios y de la persona, “capaz de Dios”
- En el diálogo interreligioso
- En teología y experiencia, o teólogos y espirituales
- En educación de la persona y de la comunidad:
* En la educación de la interioridad
* Con un principio fundamental: máximo de carisma y el mínimo de estructura
* Maestra del trato amistoso con Dios y con las personas

Una figura que no sólo ilumina sino que señala nítidamente la prospectiva de futuro para el siglo XXI: vida interior y pasión por la Iglesia.

Observad y extraed las consecuencias oportunas en el paralelismo que se da entre aquel tiempo convulso y el nuestro:

- La Edad moderna va a estar caracterizada por el subjetivismo, el laicismo, el individualismo, la secularización, el nacionalismo y la democracia, constituyendo un paulatino movimiento de apartamiento y de ataque a la Iglesia.

- Las transformaciones de orden económico, cultural, social y político producidas a medida que declinaba la Edad Media, la crisis del Pontificado y el deterioro de ciertas instituciones religiosas, tendría como consecuencia lógica la escisión de la cristiandad en el siglo XVI.

La Reforma Protestante

1. Motivos religiosos:
- Decadencia del prestigio papal. Bonifacio VIII-Felipe el Hermoso. Bofetada de Anagni.
- Decadencia de la escolástica. Se pasa de las especulaciones metafísicas a las resoluciones pragmáticas.
- Falso misticismo y evangelismo. Como reacción a la escolástica y a la religiosidad externa y ritualista. Cayó en afirmaciones heterodoxas. Intimistas: contacto personal con Dios.
- Corrupción de la Iglesia. Decadencia moral. El alto clero procedía de la nobleza, el clero bajo era muy numeroso y poco instruido.

2. Motivos políticos:
- Resistencia contra Roma. Aversión al centralismo y la fiscalización.
- Resistencia contra la centralización y el absolutismo de los Ausburgo.

3. Motivos sociales y económicos:
- Fermento de las clases alemanas (campesinos y caballeros)

4. Personalidad de Lutero.
Siempre se le ha pintado como demagogo, hipócrita, sin conciencia. Esta visión está superada. Todos reconocen su profunda religiosidad. Su carácter fuerte, unilateral, extremoso, tendencia al subjetivismo, autoritarismo y a la violencia.

5. Las luchas de religión:
- 1521-1525: Fase de las revoluciones sociales (caballeros-anabaptistas y campesinos).
- 1525-1532: dietas y coloquios (Espira y Ausburgo). Época de tolerancia.
- Choque violento entre el Emperador y los reformadores con la estéril victoria de Carlos V y la firma de un embarazoso compromiso príncipes protestantes, 1532-155, con la paz de Ausburgo.
- La guerra de Francisco I (rey de Francia) con Carlos V.
- La guerra con los turcos.
- La falta de un verdadero acuerdo entre el Papa y el Emperador.

Resultado de la Reforma Protestante

Aspectos negativos:
- Trajo mayores males que las herejías en la Edad Media.
- Puso fin a la unidad europea e introdujo una mentalidad nueva.
- El catolicismo cubría el área mediterránea mientras el protestantismo cubría el sector del báltico y el mar del norte.
- Contribuyó a alejar la mente moderna del equilibrio, empujándola hacia la angustia típica de la civilización actual: subjetivismo, individualismo, nacionalismos, secularismos, etc.
- Nace un concepto de moralidad y de libertad de conciencia, independiente del orden objetivo.
- Liberalismo moderno. Cada uno vive en sí y para sí.
- Subordinación de la Iglesia al Estado.
- Etc.

Aspectos positivos:
- Se reconocen verdades parciales.
- Aspiración a una religión más pura e íntima.
- El sentido de MISTERIO ante el Omnipotente.
- Austeridad de vida.
- Lectura frecuente de la Escritura.
- Importancia atribuida en la vida cristiana a la GRACIA.
- Participación más activa y responsable en la liturgia.
- Exaltación de la libertad y la interioridad de conciencia.
- Incremento dado a los estudios histórico-positivos.
- Etc.

La Reforma Católica

Entre los intentos de renovación, podríamos destacar:
- Diversas asociaciones laicas (caridad hacia los pobres).
- Reforma de las órdenes religiosas (vuelta al carisma fundacional).
- Nacimiento de nuevos institutos religiosos.
- Labor reformadora de los obispos en sus Diócesis.
- Aparición de grupos humanistas cristianos.
- Círculos del evangelismo (culto más puro, religión más íntima).
- Iniciativa de los Papas.
- La tarea que lleva a cabo la Compañía de Jesús (los jesuitas). Novedad: crean un instituto religioso, libre de las observaciones de tipo monástico y consagrado enteramente al apostolado. Asumen cuatro ámbitos pastorales (educación de la juventud: familias nobles y acomodadas; educación en los seminarios; estudios científicos; misiones populares). Cuarto voto (obediencia especial al Papa).
- Las ideas clarificadoras del Concilio de Trento
Aunque no lograra restablecer la unidad, demuestra la fuerte capacidad de recuperación de la Iglesia para superar una gravísima crisis; acentúa la unidad dogmática y disciplinar; abre una nueva época en la historia de la Iglesia hasta nuestros días.
* En el ámbito dogmático: dan una respuesta auténtica, dentro de ciertos límites, a las tesis de la Reforma. Exponen con cautela la doctrina común a toda la Iglesia. Definen la autenticidad de la Sagrada Escritura y la Tradición, el canon, la autenticidad de la Vulgata en sentido dogmático; el pecado original; los sacramentos; la justificación; etc.
* En el ámbito disciplinar: la misión esencial de la Iglesia es la salvación de las almas y no el incremento de las artes o de los valores humanos y mucho menos el bienestar económico de algunos privilegiados. El centro y sostén de la cura de almas es el Obispo. Se le impone obligación de residencia. Prohibición de acumular beneficios. Fundación del Seminario
- Reformadores y místicos: La gloria mayor del siglo XVI fue la sorprendente abundancia y la poderosa peculiaridad de los santos que entonces florecieron. Sólo su número, impresiona: San Ignacio de Loyola; San Carlos Borromeo (obispo de Milán, fue sin duda uno de los que más contribuyó a poner en práctica las decisiones del Concilio de Trento); San Felipe Neri, San Camilo; San Juan de Dios (ambos muy preocupados por el cuidado de pobres y enfermos); San José de Calasanz (dedicado en cuerpo y alma a la educación); San Francisco de Sales (el santo de la dulzura. Su trabajo fue con los herejes); San Vicente Paul (le caracteriza su caridad y las obras de misericordia); San Juan Bautista de la Salle (fundador de las escuelas cristianas), San Pablo de la Cruz (fundador de los pasionistas), San Francisco Javier, San Luis Gonzaga; San Estanislao de kostka; San Francisco de Borja; San Pedro Canisio; San Pío V; San Juan de la Cruz; San Pedro de Alcántara… Sin estas figuras no es posible entender el siglo XVI.

Estoy persuadido que actualmente nuestra primavera personal y eclesial pasa, hoy igual que ayer, por la santidad de cada uno y de cada grupo apostólico. Esto conlleva, «desaprender», es decir, «despojarse» de tantos ropajes externos con los que nos hemos revestido para llegar a descubrir en «aquella intimidad más íntima», como expresa santa Teresa, que sólo un NOMBRE sostiene realmente nuestra historia.

Aunque sean muchas las heridas o nos falten las fuerzas, podamos experimentar que no podemos vivir sin este huésped, sin dejarnos habitar por su presencia. Presencia que poco a poco se confunde con la nuestra.

Tal vez con una anécdota logre expresarme mejor: «Cuentan que un padre, muy molesto porque su hijo no paraba de incordiarle, cogió un viejo atlas donde se hallaba un mapamundi a escala muy reducida, lo troceó y se lo entregó a su hijo para que lo recompusiera.
Al cabo de unos minutos volvió el niño con la tarea terminada.
– ¿Cómo has sido capaz de hacerlo tan rápido? Preguntó asombrado el padre.
– Muy fácil, papá. En el reverso, había un hombre dibujado. He reconstruido primero al hombre y el mundo se ha ido articulando por sí mismo».

Efectivamente, reconstruido el ser humano (nuestro corazón), el mundo, la sociedad, la Iglesia, la Diócesis, la parroquia, el grupo apostólico, Providentia… todo se articula por sí mismo.

Lucidez y altura de miras para un tiempo recio, convulso, de cambio no sólo tecnológico sino epocal. Reconstruir al hombre, al creyente, devolviéndole la dignidad de hijo, que en Jesucristo nos fue devuelta, es la única garantía de cambio. Pero la renovación del pueblo de Dios pasa necesariamente por la santidad de sus curas. Y en esto se está empleando a fondo el Papa Francisco.

«Son gran cosa letras, para dar en todo luz»5 reclamará Teresa de Jesús a los sacerdotes que atienden a sus monjas (CP 5.2) La excelencia intelectual, como insistía Mosén a los operarios, es conditio sine qua non, vosotros que tenéis a uno de los Obispos de la Iglesia lo habéis podido experimentar pero no basta si no va acompañada de una excelencia humana, comunitaria, pastoral y espiritual de todo el presbiterio.

Que no te roben la esperanza, grita el Papa Francisco. Que no te vivan la vida, os urge este pobre curilla. Tómala entre las manos, sobre todo quienes pertenecéis a Providentia, aunque creas que tu vida está rota o vacía, potencia cada una de las dimensiones, cultiva las diferentes actitudes que se desprenden de los valores evangélicos que te identifican con Jesucristo, buen pastor, o con Jesucristo en el monte Tabor, o Jesucristo sentado en el monte de las bienaventuranzas, donde puedas experimentar el gozo de ser fermento en el mundo e impulsar la «civilización del amor»:
- Dimensión humano-comunitaria:
* Despertar las potencialidades que Dios nos ha regalado a cada uno y compartirlas con todos.
· Posibles actitudes que se desprenden: autenticidad, transparencia, fraternidad, corresponsabilidad, etc.
- Dimensión espiritual:
* Adiestrarnos en el «diálogo y la comunión con Dios» para constituirnos en «maestros de oración»
· Posibles actitudes a trabajar: seducción, gratuidad, desasimiento, interioridad, acompañamiento, celebración compartida, etc.
- Dimensión intelectual:
* Obtener la más alta formación intelectual y capacitación práctica para iluminar y servir mejor al pueblo de Dios.
· Posibles actitudes a trabajar: silencio, distribución adecuada del tiempo, estudio personal, constancia, sacrificio, fidelidad a la palabra dada [concluir los estudios], excelencia [rendir al máximo de su propia potencialidad], etc.
- Dimensión pastoral:
* Tomar conciencia de que formarse es trabajar en la «raíz del bien», en la «base de todo apostolado».
· Posibles actitudes a trabajar: testimonio, sensibilidad, disponibilidad, entrega gratuita, etc.

Estos valores te permitirán hoy crecer hacia dentro para servir mejor hacia fuera, siendo testigo de Jesucristo en todos los ambientes (como persona, como sacerdote, como consagrad@, como espos@, como padre o como madre, como profesional, como creyente); ejerciendo tu acción caritativa y compromiso social con los más desfavorecidos; estando a la escucha de la Sagrada Escritura que ilumina tu vida, participando activamente en la Eucaristía (misa, comunión, adoración) que te sostiene, teniendo oración y formación personal; recreando el microclima donde realizas tu compromiso apostólico… Y todos estos valores evangélicos se concretarán en actitudes e indicadores que visibilicen nítidamente a Dios en el corazón del mundo. Este será tu verdadero MEMORIAL, tu PROYECTO DE VIDA PERSONAL escrito que periódicamente tendrás que confrontar con tu director espiritual o acompañante personal. El camino que hago lo hago yo y lo discierno yo pero… con la ayuda de alguien que me guía, orienta y acompaña. Necesitamos MAESTROS de oración y GUÍAS que acompañen nuestro caminar.

A nadie se le escapa el desconcierto, que en cualquiera de sus ámbitos, se halla sumida hoy la humanidad entera. No es extraño, por tanto, que el corazón humano se sienta interiormente, en muchas ocasiones, desorientado, amenazado, manipulado, deshabitado… Una de las causas, tal vez, pueda estar en que el hombre ha invertido las relaciones que le vinculaban con la creación, con los demás y con Dios.

Mosén Sol -aunque para muchos pudiera resultar insólito- encontró en la adoración eucarístico-reparadora, ligada a la devoción al Corazón de Jesús, tan propia de su tiempo, la clave para recrear a todo hombre y al hombre todo en Cristo. Él era ciertamente el único que podía restablecer la dignidad perdida, «reparar» a la humanidad caída, devolver a la tierra la caridad hurtada y hacer nuevas todas las cosas.

Muchos jóvenes hoy se sienten persuadidos de que Jesucristo Eucaristía, entregado por nosotros, les arraigaba en Aquel que es el “AMOR”. Y en Él, podían redescubrir su propia identidad como hijos de Dios, restaurar sus relaciones fraternas, y situarse adecuadamente frente al mundo.

Esta mística eucarística refleja no sólo el modo de restaurar la humanidad, construyendo la «civilización del amor» y devolviendo al ser humano su señorío sobre todo lo creado, la fraternidad de todos sus hermanos y la filiación de un único y mismo Padre sino también la de ayudar al hombre y a la mujer de nuestro tiempo a reencontrar su verdadera identidad y su vocación original. Desde dónde quieres Señor que te ame, te siga y te sirva6.

La Eucaristía fue para el Beato Manuel Domingo y Sol -reconocido por Pablo VI como «apóstol de las vocaciones sacerdotales» y Fundador de este Colegio- la mejor expresión de su fe y de su gran amor a Cristo. Fue también el «lugar» donde alimentó y encauzó su ardor apostólico. Sabía, por experiencia propia, que un verdadero apóstol necesita ser al mismo tiempo un gran contemplativo. Nos advirtió que podía más un alma en el rincón de un sagrario que los sudores de un apóstol. Y refería cómo san Francisco Javier sacaba fuerzas del Santísimo Sacramento: durante el día se entregaba a sus duras tareas apostólicas, pero las noches las pasaba junto al sagrario7.

El Concilio Vaticano II lo ratificaría años más tarde, invitándonos a disfrutar del coloquio personal, cotidiano e íntimo con Jesucristo Eucaristía8. Me emociona evocar, en este contexto, la sabia respuesta que un día me diera D. Eutimio Sánchez cuando bromeando, le comentaba que la mayoría de las veces que lo encontraba en la capilla estaba dormido. «¡Despierto o dormido -me replicó- lo importante, como el perro del pastor, es estar siempre a los pies del Amo!».

Durante estos años no han faltado quienes creían que aquel ideal contemplativo-reparador respondía a una espiritualidad de antaño, intimista y del todo superada… Juan Pablo II, como si presintiera nuestra vacilación, instó especialmente a los sacerdotes a descubrir que las horas pasadas de rodillas ante el tabernáculo no disminuían su dinamismo ministerial. Al contrario, un sacerdote valía lo que era su vida eucarística9.

Una vez más -como refiere el Papa Benedicto XVI- el secreto está en abrir sin miedo el corazón a Jesucristo, y «responder con amor al AMOR»10. Pues sólo en Cristo puede reencontrar el ser humano su propia identidad, recuperar su dignidad de hijo de Dios, replantearse el sentido de su vida desde la fe y responder con generosidad a su llamada para colaborar con Él.

Roma, 16 de octubre de 2014

AUTOR: D. Ángel Pérez Pueyo
TOMADO DE: http://providentia.org.es

[1] Cfr. Gerard Bessiere, en Jorge Sans Vila, Hoja vocacional núm. 334, Ed. Sígueme, Salamanca 1996.
[2] Cfr. Jesús Castellano Cervera, Guiones de doctrina teresiana, Centro Espiritualidad Santa Teresa, Desierto de las Palmas (Castellón) 1981.
[3] Cf. Jesús Castellano, oc, págs.18-19
[4] P. Marcelino Herraiz, Encuentro Rectores y Formadores de Seminarios Mayores en España, Madrid 2014
[5] Santa Teresa de Jesús, Obras Completas, Ed. Espiritualidad, Madrid 19762, cap.5.2, pg. 669.
[6] Benedicto XVI, a los voluntarios de la JMJ2011
[7] Cfr. Archivo General de Roma, Escritos de Mosén Sol I, 2º, 23
[8] PO 18
[9] Cfr. Bto. Juan Pablo II, Discurso a los sacerdotes, Méjico, 27-1-1979; Discurso al Congreso Sacerdotal, 16-2-1984
[10] Benedicto XVI, a los voluntarios de la JMJ2011