P. Miguel Márquez Calle nuevo Prepósito General de la Orden

P. Miguel Márquez Calle nuevo Prepósito General de la Orden de Carmelitas Descalzos

El 4 de septiembre de 2021, el 92° Capítulo General de la Orden de Carmelitas Descalzos ha elegido al P. Miguel Márquez Calle como nuevo Prepósito General para el sexenio 2021 - 2027. 

Presentación del nuevo Padre General

El P. Miguel Márquez Calle (de María) nació en 1965 en Plasencia (Cáceres) y ha desempeñado numerosos puestos de responsabilidad y gobierno en la vida de la Provincia de los carmelitas de Castilla, como Consejero Provincial de 1999 al 2002 y Vicario Provincial de 2002 al 2005, cargo para el que fue elegido nuevamente en el capítulo provincial de 2008 y después como Provincial. Asimismo ha ejercido de formador, como maestro de estudiantes durante seis años, en la comunidad de Salamanca.

Ingresó en la Orden del Carmen Descalzo en 1983 emitiendo su profesión religiosa en 1985. Fue ordenado sacerdote en Medina del Campo en 1990. Autor de numerosas publicaciones de carácter teológico y espiritual entre los que destacan sus libros “La imagen de Dios en la Biblia”, “Atardecer en el Valle. Relatos a la lumbre de Dios”, “El Riesgo de la Confianza”, “Cómo descubrir a Dios sin huir de mí mismo”, “Hacia donde mirar”, “Espiritualidad en la vida cotidiana”, “Amanece en Malpica”, “Cuentos para despertar” y “Amar no es acertar”. También ha escrito numerosos artículos ya que es colaborador habitual en revistas como “Teresa de Jesús” y “Revista de Espiritualidad”, Miguel Márquez es Licenciado en Teología Dogmática por la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, con un Tesis de licenciatura sobre “La Imagen de Dios en el Magníficat”.

También ha sido también profesor de mística y mariología en el CITeS de Ávila, profesor de mariología en los cursos de renovación carmelitana en el Monte Carmelo, profesor de pastoral en el Instituto de espiritualidad de Santo Domingo. Igualmente destaca su actividad como animador de la vida espiritual con charlas, retiros, ejercicios y su ayuda a numerosísimos grupos de oración. Igualmente ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a la dirección espiritual y acompañamiento de muchas personas, entre los que se cuentan sacerdotes, religiosos, monjas y seglares.

En febrero de 2015 fue elegido primer provincial de la nueva provincia ibérica de Santa Teresa de Jesús, nacida de la unión de las provincias de Andalucía, Aragón y Valencia, Burgos, Castilla, Cataluña y Baleares, en el capítulo provincial extraordinario convocado a tal fin. Fue reelegido para el mismo servicio en el I capítulo provincial ordinario en abril de 2017 hasta julio de 2020 en que pudo celebrarse de nuevo el capítulo provincial.

Audiencia a los participantes en el Capítulo General de la Orden de los Frailes Carmelitas Descalzos

Roma, 11 de septiembre de 2021

Texto del Discurso del P. General 

Querido Santo Padre Francisco:

Es para nosotros una gran alegría poder saludarle en esta mañana de sábado.

Aquí nos tiene a todo el Capítulo General de los Carmelitas descalzos, hijos de Santa Teresa de Jesús, de San Juan de la Cruz, y de tantos santos carmelitas, hijos fieles de la Iglesia, como nosotros también queremos serlo decididamente.

Representamos a unos 4.000 hermanos nuestros de todo el mundo, y traemos también aquí a nuestras hermanas las carmelitas descalzas, a los carmelitas seglares, a toda la gran familia del Carmelo Teresiano. Venimos a pedir una bendición y una confirmación de nuestro camino, para avivar nuestra entrega, y ser Carmelo en salida. Quisiéramos ser los carmelitas que nos pide la Iglesia y el mundo.

Los Santos del Carmelo supieron vivir intensamente el momento presente. Se enamoraron de Dios y le dejaron ser el protagonista de sus vidas: con fe intrépida, humildad valiente, alegría fraterna, confianza audaz. Teresa dijo: “estáse ardiendo el mundo” (C 1, 5), y quiso poner en juego eso poco que ella podía: “eso poquito que era en mí” (ib.)

La esencia del Carmelo es el “callado amor” (Juan de la Cruz, Dichos de Luz y Amor 131), la entrega desinteresada y la confianza creativa. Lo dijo usted, Santo Padre, citando a Edith Stein: “En la noche más oscura surgen los más grandes profetas y santos…”. (Gaudete et Exhultate 8 ). Las personas decisivas de la historia no aparecen en los libros de historia, o en los periódicos. Por eso queremos cultivar una contemplación que no nos aleje de la vida real, sino que nos sumerja más en ella y nos haga más cercanos a las heridas del hombre de hoy, para sanarlas con la ternura aprendida en la amistad con Jesús, que es la oración.

Las mejores páginas del Carmelo se han escrito en los momentos más difíciles: Las Moradas de Santa Teresa; el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz en la cárcel de Toledo, , la ofrenda al amor misericordioso de Santa Teresita (de la que sabemos que es tan devoto), la entrega de Edith Stein en el campo de concentración, el amor apasionado de Teresa de los Andes y María Felicia del Santísimo Sacramento, Chiquitunga…

Santo Padre, quiero con mis hermanos y hermanas arriesgar la vida, no esperar a mañana, sin miedo a ser heridos, como caballeros sin sueldo, decía Teresa, (Vida 15, 11), ayudando a Jesús a llevar la cruz, ayudando al Papa a llevar la cruz, desde nuestra obediencia y servicio, sin echarnos atrás, deseosos de conocer y amar cada vez más a Jesús para hacerlo conocer y amar, con palabras de Teresa de Lisieux.

María está en el corazón de la vida de un carmelita. El escapulario es presencia de María. Queremos vivir desarmados de nosotros mismos y vestidos de María. Bajo su capa blanca ponemos la vida del Papa, querido Santo Padre. Junto a ella, José, tan querido también para nosotros los carmelitas. Aprovecho la ocasión para agradecerle vivamente, en nombre de mis hermanas y hermanos, la carta escrita sobre San José, ‘Patris Corde’. En la escuela de Teresa, le pedimos que nos enseñe a ser padres, para saber ser hijos y hermanos. Nos sentimos protegidos por María y José, y esa es nuestra confianza.

Y ahora, Santo Padre, me permito, con audacia teresiana, hacerle una pregunta importante: ¿Qué espera de nosotros? ¿Qué desea de los carmelitas descalzos hoy nuestro querido Papa Francisco?

De parte de todos mis hermanos, muchas gracias, de corazón. Santo Padre, no le faltará en todo momento nuestra oración y cariño. Gracias por recibirnos.

P. Miguel Márquez de María, OCD
Prepósito General Orden de Carmelitas Descalzos

Texto del Discurso del Santo Padre Francisco

Queridos hermanos

Me complace daros la bienvenida, aquí reunidos para el Capítulo General, procedentes de diferentes regiones del mundo, como representantes de los aproximadamente cuatro mil frailes que forman parte de vuestra Orden. Mi saludo se extiende también a ellos, así como a las monjas carmelitas descalzas y a todos los miembros de la familia carmelita, que en estos días siguen con la oración vuestros trabajos. Doy las gracias al nuevo Prior General por sus palabras, y al Prior General saliente por su servicio. Gracias.

Habéis empezado el capítulo guiados por tres textos bíblicos muy significativos. Primero: escuchar lo que dice el Espíritu (cf. Ap 2,7); segundo: discernir los signos de los tiempos (cf. Mt 16,3); tercero: ser testigos hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8).

Escuchar es la actitud fundamental del discípulo, de quien se pone en la escuela de Jesús y quiere responder a lo que Él nos pide en este tiempo difícil pero siempre hermoso, porque es el tiempo de Dios. Escuchar al Espíritu, para poder discernir lo que viene del Señor y lo que es contrario a él y, de este modo, responder, a partir del Evangelio, responder a los signos de los tiempos a través de los cuales el Señor de la historia nos habla y se revela. La escucha y el discernimiento, en vista del testimonio, de la misión llevada a cabo a través del anuncio del Evangelio, tanto con las palabras como, sobre todo, con la vida.

En este momento, cuando la pandemia nos ha hecho enfrentarnos a todos con tantos interrogantes y ha visto derrumbarse tantas seguridades estáis llamados, como hijos de santa Teresa, a cuidar vuestra fidelidad a los elementos perennes de vuestro carisma. Esta crisis, si tiene algo de bueno -y ciertamente lo tiene- es precisamente devolvernos a lo esencial, a no vivir distraídos por falsas seguridades. Este contexto también es favorable para que examinéis el estado de salud de vuestra Orden y alimentéis el fuego de vuestros orígenes.

A veces alguien se pregunta cuál es el futuro de la vida consagrada; y algunos agoreros dicen que ese futuro es corto, que la vida consagrada se está acabando. Pero, queridos hermanos, estas opiniones pesimistas están destinadas a ser desmentidas, al igual que las que se refieren a la Iglesia misma, porque la vida consagrada es parte integrante de la Iglesia, de su carácter escatológico, de su genuinidad evangélica. La vida consagrada forma parte de la Iglesia tal como la quiso Jesús y como el Espíritu la genera continuamente. Por ello, debemos evitar la tentación de preocuparnos por la supervivencia, en lugar de vivir plenamente acogiendo la gracia del presente, incluso con los riesgos que ello conlleva.

En la escuela de Cristo, se trata de ser fieles al presente y al mismo tiempo libres y abiertos al horizonte de Dios, inmersos en su misterio de amor. La vida carmelita es una vida contemplativa. Este es el don que el Espíritu ha otorgado a la Iglesia con santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, y luego con los santos carmelitas que son tantos. Fiel a este don, la vida carmelita es una respuesta a la sed del hombre contemporáneo, que en el fondo es sed de Dios, sed de eterno: y el hombre contemporáneo tantas veces no lo entiende, lo busca por doquier. La vida carmelita está al abrigo de psicologismos, espiritualismos o falsas actualizaciones que esconden un espíritu de mundanidad. Vosotros conocéis la tentación de los psicologismos, de los espiritualismos y de las actualizaciones mundanas: el espíritu de la mundanidad. Y en esto os pido, por favor: cuidado con la mundanidad espiritual, que es el peor mal que le puede pasar a la Iglesia. Cuando leí esto en las últimas páginas de la meditación del Padre de Lubac sobre la Iglesia - leed las últimas cuatro páginas - no me lo podía creer: ¿Pero qué es, -yo todavía estaba en Buenos Aires- cómo es que pasa esto? ¿Qué es esta mundanidad espiritual? Es muy sutil, es muy sutil: entra y no lo notamos. El texto cita a un padre espiritual benedictino: de Lubac toma ese texto y dice: "Es el peor de los males que le pueden ocurrir a la Iglesia, de hecho, peor que el de la época de los Papas concubinarios". También se lo dije a los claretianos el otro día: se ve que L'Osservatore Romano se asustó de este texto, que no es mío, es de De Lubac, y puso peor "que los padres concubinarios": se asustó de la verdad, espero que L'Osservatore lo corrija bien. La mundanidad espiritual es terrible, se mete dentro de ti. Está en el Evangelio, como dijo Jesús, cuando habla de "demonios educados", de "diablos educados", porque Jesús dice así: Cuando el espíritu inmundo ha sido expulsado del alma de una persona empieza a vagar por lugares desiertos y entonces "se aburre", "no tiene trabajo", y dice: "volveré y veré cómo era aquella casa mía". Vuelve y ve que todo está limpio, todo está en orden y, dice Jesús, "Va y toma siete demonios peores que él y entra. Y el final de ese hombre es peor que el principio". Pero, ¿cómo entran estos siete demonios? No como ladrones, no: tocan el timbre, dan los buenos días y entran poco a poco, van entrando poco a poco y no te das cuenta de que se han apoderado de tu casa. Este es el espíritu de la mundanidad. Entra poco a poco, entra incluso en la oración, entra. Mucho cuidado con esto. Es el peor mal que le puede pasar a la Iglesia y, si no me creéis, leed las cuatro últimas páginas de la Meditación sobre la Iglesia del Padre de Lubac. Guardaos de la mundanidad espiritual.

Recordemos que la fidelidad evangélica no es estabilidad de lugar, sino estabilidad de corazón; que no consiste en rechazar el cambio, sino en hacer los cambios necesarios para cumplir lo que el Señor nos pide, aquí y ahora. Por eso, la fidelidad exige un compromiso firme con los valores del Evangelio y del propio carisma, y la renuncia a lo que impide dar lo mejor de uno mismo al Señor y a los demás.

En esta perspectiva, os animo a mantener unidas la amistad con Dios, la vida fraterna en comunidad y la misión, como leemos en los documentos preparatorios de vuestro Capítulo. La amistad con el Señor es, para Santa Teresa, vivir en comunión con él; no es sólo rezar, sino hacer de la vida una oración; es caminar -como dice su Regla- "in obsequio Iesu Christi", y hacerlo con alegría. Algo más que me gustaría destacar: la alegría. Es feo ver a los consagrados y consagradas con cara de velorio. Es feo, es feo. La alegría debe venir del interior: esa alegría que es paz, expresión de amistad. Otra cosa que puse en la Exhortación sobre la santidad: el sentido del humor. Por favor, no perdáis el sentido del humor. En Gaudete et exsultate he incluido, en ese capítulo, una oración de santo Tomás Moro para pedir sentido del humor. Rezadla, os sentará bien. Siempre con esa alegría de los humildes, que aceptan las cosas normales y cotidianas de la vida para vivir con alegría. Con esta perspectiva, os animo a mantener ligadas la amistad con Dios, la vida fraterna en comunidad y la misión, como he dicho. La amistad con Dios madura en el silencio, en el recogimiento, en la escucha de la Palabra de Dios; es un fuego que hay que alimentar y custodiar día a día.

El calor de este fuego interior también nos ayuda a practicar la vida fraterna en comunidad. No es un elemento accesorio, sino sustancial. Vuestro propio nombre os lo recuerda: "Hermanos descalzos". Arraigados en vuestra relación con Dios, la Trinidad del Amor, estáis llamados a cultivar las relaciones en el Espíritu, en una sana tensión entre estar solos y estar con los demás, a contracorriente del individualismo y la masificación del mundo. El individualismo y la masificación. Vida comunitaria.La Santa Madre Teresa nos exhorta al "estilo de fraternidad", "el estilo de hermandad". Es un arte que se aprende día a día: ser una familia unida en Cristo, "hermanos descalzos de María", con la Sagrada Familia de Nazaret y la comunidad apostólica como modelos. La Sagrada Familia de Nazaret: gracias por mencionar a San José, ¡no os olvidéis de él! En su época, uno de vosotros me regaló una estampita de San José con una oración, una humilde oración que dice: "Acéptame, como aceptaste a Jesús". Hermosa oración, la rezo todos los días. Pedir a San José que nos acepte y nos haga progresar en la vida espiritual, que sea nuestro padre espiritual, como fue padre de Jesús y de la Sagrada Familia.

Partiendo de la amistad con Dios y del estilo de la fraternidad, también estáis llamados a repensar vuestra misión, con creatividad y un decidido impulso apostólico, prestando mucha atención al mundo de hoy. Quisiera insistir en lo que ya he mencionado anteriormente: esta renovación de vuestra misión está inseparablemente ligada a la fidelidad a vuestra vocación contemplativa: buscad vosotros la forma de hacerlo, pero está ligada.No debéis imitar la misión de otros carismas, sino ser fieles al vuestro, para dar al mundo lo que el Señor os ha dado para el bien de todos, es decir, el agua viva de la contemplación. La contemplación no es una evasión de la realidad, un encierro en un oasis protegido, sino una apertura del corazón y de la vida a la fuerza que verdaderamente transforma el mundo, es decir, el amor de Dios. Fue en una prolongada oración solitaria donde Jesús recibió el impulso para " partir " su vida cada día entre la gente. Y lo mismo ocurre con los hombres y mujeres santos: la generosidad y el coraje de su apostolado son fruto de su profunda unión con Dios.

Queridos hermanos, la armonía entre estos tres elementos: amistad con Dios, vida fraterna y misión, es una meta fascinante, capaz de motivar vuestras decisiones presentes y futuras. Que el Espíritu – es Él quien crea la armonía-ilumine y guíe vuestros pasos en este camino. Que la Santísima Virgen os proteja y acompañe. Os bendigo de todo corazón Por favor, no os olvidéis de rezar por mí, me hace falta. Gracias.

Papa Francisco

Roma, 11 de septiembre de 2021