Los santos inocentes

Santos-InocentesLa inocencia hace referencia a la relación de intimidad con el Amado, con Dios. En este "endiosamiento y levantamiento de mente en Dios", está el alma "como robada y embebida en amor, toda hecha en Dios… que no entiende el mal ni cosa juzga a mal...

 


 

El 28 de diciembre es la fiesta de los santos inocentes. El santo es inocente, el inocente es santo. Existe correlación entre los dos, hasta el punto de ser uno, es decir, es lo mismo ser santo que inocente.

¿Quién es santo? El que lleva a Dios consigo porque lo acoge, lo hace sentir bien, lo siente como su más profunda intimidad presente en cada célula de su ser dándole amorosamente la existencia.

Pensamos que el niño por ser débil, ignorante y torpe es inocente. Pero basta con mirar la etimología para caer en la cuenta de que la inocencia tiene en la escala humana un contenido muy valioso.

Inocente es el que no hace daño, no perjudica, no menoscaba la vida en forma alguna. Tarea sublime que el hombre realiza en la medida en que cuenta con Dios, que puede lo imposible.

Ya los latinos, como Cicerón, daban a la palabra inocente un sentido egregio: desinteresado; justo, recto, probo, íntegro, no nocivo; inofensivo porque no daña, ofende o perjudica.

De Adán se dice que perdió el paraíso por perder la inocencia, la capacidad de no hacerse daño a sí mismo ni dañar nada de lo existente. La inocencia es el recuerdo que nos quedó del paraíso.

Está el alma "como Adán en la inocencia que no sabía qué cosa era mal, porque […] no entiende el mal ni cosa juzga a mal", dice S. Juan de la Cruz comentando sus versos sublimes: "En la interior bodega / de mi Amado bebí", en que el alma por beber del Amado, se transforma en Dios, se vuelve divina, quedando endiosada, incapaz de hacer mal, de dañar.

La inocencia hace referencia a la relación de intimidad con el Amado, con Dios. En este "endiosamiento y levantamiento de mente en Dios", está el alma "como robada y embebida en amor, toda hecha en Dios… que no entiende el mal ni cosa juzga a mal… habiéndole Dios quitado los hábitos imperfectos y la ignorancia", dejándola "con el hábito perfecto de la verdadera sabiduría".

El inocente es sabio, hace lo que tiene que hacer para vivir su vocación. Así secunda la acción creadora de su Creador, ennobleciendo y humanizando a cada ser creado con cada gesto suyo comenzando por sí mismo.

Fiesta de los santos inocentes, excelente oportunidad para recordar la consigna de los esenios: "No hacer nada que pueda enturbiar el resplandor del sol".

 

AUTOR: P. Hernando Uribe C., OCD

TOMADO DE: El Colombiano, 28 de dicembre de 2012